Aunque el beach tennis evoca hoy el sol de Brasil o del Caribe, sus raíces se hunden en realidad en la arena de las costas europeas. Este deporte nació de un simple ocio veraniego antes de conquistar las federaciones internacionales.
El nacimiento en la Riviera italiana
Todo comenzó a finales de los años 70 en las costas de la Romaña, Italia, concretamente alrededor de Rávena y Rímini.
El uso del vóley: Los primeros jugadores tuvieron la idea de utilizar las pistas de voley playa ya instaladas para jugar al tenis.
Material improvisado: En aquella época se jugaba con palas de madera maciza (los famosos "tamburelli") y pelotas de tenis estándar.
La regla de oro: Una regla fundamental definió el deporte: la pelota nunca debe tocar el suelo. Es un deporte de volea pura.
Evolución técnica y primer punto de inflexión
En los años 90, el deporte comenzó a estructurarse.
Estandarización de la red: La altura se fijó en 1,70 m, permitiendo ataques potentes y defensas espectaculares.
Llegada del carbono: Las palas de madera dieron paso a materiales compuestos (carbono, Kevlar) con agujeros para reducir la resistencia al aire.
La pelota despresurizada: Se introdujo la pelota naranja (baja presión), más ligera, para permitir intercambios más tácticos.
Reconocimiento internacional por la ITF
El gran cambio ocurrió en 2008, cuando la Federación Internacional de Tenis (ITF) reconoció oficialmente el deporte.
Circuito mundial: Se creó el Beach Tennis World Tour, un circuito profesional global.
Explosión brasileña: Brasil se convirtió en la segunda patria del deporte debido a su clima y cultura de playa.
Deporte para todos: Presente en más de 50 países por su accesibilidad.
Conclusión: una herencia de diversión y competición
El beach tennis conserva su ADN festivo siendo a la vez una disciplina de alto nivel. Esa dualidad entre el "espíritu de playa" y la técnica de la volea es lo que sigue atrayendo a nuevos practicantes.
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